En la actualidad, resulta complicado imaginar un mundo sin Facebook. La red social se ha convertido una herramienta personal y, al mismo tiempo, un activo para la vida profesional. ¿Cómo es posible que esté muriendo? Aunque resulte difícil de imaginar, los números no engañan y las consecuencias de sus pobres políticas de privacidad están acelerando el proceso.

Como viene sucediendo desde hace un par de años, continúa la pérdida de interés de los usuarios en la red social. Cada vez es más común escuchar quejas de los internautas y ver cómo cambian de plataforma preferida para compartir sus contenidos.

En la víspera, la empresa presentó sus resultados financieros más preocupantes desde su surgimiento. La debacle fue tan evidente, que el propio director de la compañía reconoció que Facebook vivía una desaceleración importante.